CHOCOLATE: Está muy rico y seguro que a ellos también les encanta, pero al contener teobromina les puede provocar diarreas y arritmias. En caso extremo, incluso puede ser mortal.
CAFÉ O TÉ: Estas dos bebidas contienen cafeína y teína, para despertarnos bien por las mañanas, pero a gatos y perros no les sienta nada bien. Acelera su ritmo cardíaco y les puede provocar también problemas digestivos.
CARNE CRUDA: Nada de chuletones ni filetes crudos. La carne sin cocinar es un caldo de cultivo de bacterias como la salmonella, si queremos alimentarles con algo de carne, que esté siempre bien cocinada.
CARNE A LA PLANCHA: Aunque para nosotros sea un plato sano, para ellos no lo es. La grasa del aceite les sienta fatal, es mejor darles carnes asadas o cocidas. Son animales con un estómago delicado, aunque no lo parezca, no debemos abusar con los alimentos con mucha grasa.
PESCADO CRUDO: Que el pescado no es para los canes lo sabemos todos, pero para los gatos tampoco es sano. Al menos en su versión cruda. Lo que sí es beneficioso para ambos es cualquier pescado cocinado, les aportan ácidos grasos que no se encuentran en la carne.
UVAS Y PASAS: Si se toman las 12 uvas no serán las de la suerte, más bien todo lo contrario. Este alimento es muy perjudicial para ellos, les provoca daños renales y hepáticos debido a las toxinas que contiene.
SETAS: Al pasearles por el campo debemos evitar que las ingieran, debido a las toxinas que contienen pueden provocarles graves problemas digestivos y nerviosos.
HUEVO CRUDO: Al igual que para nosotros es arriesgado comerlos por el riesgo de salmonella, para ellos también lo es. Aunque absorben bien la biotina (una proteína que contiene el huevo) el riesgo de contagiarse por esta bacteria es alto.
LECHE: Una vez que dejan de tomar la leche materna, no es nada aconsejable seguir dándoles esta bebida. Algunos perros y gatos pueden sufrir intolerancia a la lactosa y si la beben, tendrán problemas digestivos graves.
Es de las bebidas más dañinas que puede ingerir nuestra mascota. Es muy tóxico para ellos, e incluso en cantidades altas pueden llegar a provocarles el coma. Nunca hay que darles alcohol, ni siquiera una gota.